viernes, 27 de junio de 2008

A propósito del filme el fin de los tiempos




Hace un par de semanas tuve la oportunidad de ver la cinta "El fin de los tiempos"(The happening)que resultó ser justo lo que esperaba: Un filme reflexivo oculto bajo la forma de cine de suspenso o terror. Creo que el enemigo más grande de M.Night Shyamalan, director de este filme es, sin lugar a dudas, la mercadotecnia que rodea tanto a su persona como a sus filmes. Hay quienes dicen que ninguna de sus películas ha superado a "Sexto sentido". La verdad es que esta percepción es un poco pobre... cuando sale "Sexto sentido" Shyamalan era casi desconocido y no se esperaba nada de él. Después de su rotundo éxito con esa cinta, todo se volvió mercadotecnia, creando una expectativa equivocada en torno a sus futuros filmes. Éste filme de tintes apocalípticos no fue la excepción. La gente va a las salas buscando con sus películas divertirse, no reflexionar, lo que le ha quitado mucho mérito a sus últimas creaciones. "The happening" me hizo pensar que nuestra realidad actual no está lejana a ser apocalíptica. El argumento medular gira en torno a un inexplicable virus de alguna manera hace que quienes entran en contacto con él, sientan deseos de autodestruirse... ¿No sucede esto con una sociedad sedienta de caos?...¿sedienta de poder, placer y orgullo?... drogas, violencia, pornografía, inseguridad, corrupción... ¿No son una especie de virus que nos llevan a la muerte real, social, espiritual..? Solo que estos virus tienen su origen en el corazón del hombre... es el hastío de vivir, la depresión, el no alcanzar el placer ofrecido y propuesto por el hedonismo de los medios, la falta de realización la que lleva al hombre moderno a optar por lo oscuro, la muerte, el dolor, el caos... en fín es la falta de amor. Hay muchos puntos de reflexión en este filme pero en lo que más me ha hecho pensar es sin duda en la pobreza del hombre de este siglo... un hombre que busca una falsa y sensual felicidad para llenar un vacío interior y que al no verse saciado nunca, busca la autodestrucción disfrazada de placer.

Tu amado está aquí

¡Oh alma sedienta de amor divino! Estás tan cansada, abatida... ¡Cuánta falta te hace tu Dios! Cual amoroso guardián cuida tu morada, vela tu sueños, atiende a tus plegarias... pero tú; tan pequeño ser ante su magnificencia, te apartas tan pronto de Él. Ante el dolor buscas consuelo en donde no lo hay. Te dejas llevar por las vagas ilusiones que te ofrece la vida terrena, y al final del dia, caes de rodillas al descubrir de nuevo ese vacío. ¡Despierta corazón despedazado, tu Amado está aquí! Bendito Padre, cuyo poder cura la más profunda herida, toma pues mi corazón, arráncalo de este desdichado cuerpo y lleválo entre tus divinas manos a fin de que cada día que me permitas vivir lo haga amando y sirviendo solo a Tí. Esta es una oración escrita por mi esposa, Dulce.

martes, 17 de junio de 2008

Hiéreme el corazón

Les comparto un poema que escribí durante un momento de oración hace algunos años. Hiéreme el corazón Señor con tu pasión, envuélve con tu Espíritu todo lo que tengo y soy. Quema con tu fuego todo en mi interior y transforma por piedad, todas mis iniquidades en un ardiente amor. Hiéreme tan profundamente que mi voluntad desaparezca, que en el silencio de tu poderosa voz mis gritos egoístas enmudezcan. Hiérme sin preguntar mi opinión, por que el deseo de poseerte ahoga mi concupisencia y me quebranta el corazón. Hiéreme cual saeta envenenada que se incruste en mi interior que desgarre cuanto encuentre y si importar dolor de muerte a la vida acomodada que me aleja de mi hermano y me aleja de tu amor. Hiéreme burscamente y sin dulzura si es preciso, quitame los deseos que me aparatan de tu gracia, apártame del patrimonio que me aleja de tu herencia y empújame a vivir de tu gratuidad y presencia. Hiéreme el corazón Señor con tu pasión, llévame contigo al calvario y no me preguntes si quiero, aunque el dolor sea necesario.

martes, 10 de junio de 2008

La forma de Dios

Los seres humanos estamos acostumbrados a las formas. Todo tiene que ser representado de alguna manera, aunque seamos conscientes de que aquello que queremos representar no tiene manera de representarse. Por más complejo o abstracto que sea el concepto, nosotros nos encargamos de representarlo. Así representamos al amor con una figura a la que decimos que es un corazón (cuando realmente ni se parece a dicho órgano), también representamos a la muerte con un esqueleto encapuchado. Una idea es representada con una bombilla incandescente o el concepto de "iluminación" puede ser representado con una vela encendida en la oscuridad. Los ejemplos son muchos.

Dios no se escapa de nuestra manía de representar las cosas. ¿Chistoso no? Como si Dios fuera una "cosa" que pudiera ser representada. Ciertamente no lo es, y sin embargo la representación de las cosas divinas no es, por más erróneo que nos parezca, algo del todo negativo, sobre todo cuando iniciamos en el camino de la oración y la vida interior.

Dios conoce que nuestra naturaleza exige muchas veces de algo tangible para entender verdades más grandes y complejas. Es por eso que las imágenes son de gran ayuda para iniciar nuestra vida interior. Dios mismo utiliza imágenes para llegar a nosotros. Jesús, como dice la Biblia en Colosences 1, 15, es "imágen del Dios invisible". Él es imágen del Padre, como lo dice claramente en Juan 14, 9 "El que me ve a mí, ve al Padre". El Espíritu Santo se nos hace visible a través de múltiples imágenes en el Antiguo y el Nuevo Testamento, como lo vemos en Lucas 3,22 cuando dice: "Y el Espíritu Santo bajó sobre Él en forma visible, como una paloma..."

En conclusión, podemos decir que Dios se hace visible a nosotros a través de imágenes que podamos entender fácilmente. Por ello el uso de imágenes no es algo malo. Lo malo es cuando no se le da el uso debido a las imágenes (como en el caso de cierta idolatría que se practica por algunos católicos poco preparados) o en el caso en que nuestra vida interior no supera la etapa de usar imágenes. La imágen es una ayuda, pero debemos estar conscientes que hablamos de lo que no podemos representar. Dios no es un objeto representable.

Algo más... Si Diosse goza al darse a conocer a través de la forma de una paloma o de una columna de fuego, más se goza al mostrar su misericordia en la forma de nosotros mismos. Seamos dóciles imágenes de Dios. Dejemos que tome nuestra forma para llevar su amor a quienes no le conocen. Seamos el rostro de Dios.