martes, 10 de junio de 2008

La forma de Dios

Los seres humanos estamos acostumbrados a las formas. Todo tiene que ser representado de alguna manera, aunque seamos conscientes de que aquello que queremos representar no tiene manera de representarse. Por más complejo o abstracto que sea el concepto, nosotros nos encargamos de representarlo. Así representamos al amor con una figura a la que decimos que es un corazón (cuando realmente ni se parece a dicho órgano), también representamos a la muerte con un esqueleto encapuchado. Una idea es representada con una bombilla incandescente o el concepto de "iluminación" puede ser representado con una vela encendida en la oscuridad. Los ejemplos son muchos.

Dios no se escapa de nuestra manía de representar las cosas. ¿Chistoso no? Como si Dios fuera una "cosa" que pudiera ser representada. Ciertamente no lo es, y sin embargo la representación de las cosas divinas no es, por más erróneo que nos parezca, algo del todo negativo, sobre todo cuando iniciamos en el camino de la oración y la vida interior.

Dios conoce que nuestra naturaleza exige muchas veces de algo tangible para entender verdades más grandes y complejas. Es por eso que las imágenes son de gran ayuda para iniciar nuestra vida interior. Dios mismo utiliza imágenes para llegar a nosotros. Jesús, como dice la Biblia en Colosences 1, 15, es "imágen del Dios invisible". Él es imágen del Padre, como lo dice claramente en Juan 14, 9 "El que me ve a mí, ve al Padre". El Espíritu Santo se nos hace visible a través de múltiples imágenes en el Antiguo y el Nuevo Testamento, como lo vemos en Lucas 3,22 cuando dice: "Y el Espíritu Santo bajó sobre Él en forma visible, como una paloma..."

En conclusión, podemos decir que Dios se hace visible a nosotros a través de imágenes que podamos entender fácilmente. Por ello el uso de imágenes no es algo malo. Lo malo es cuando no se le da el uso debido a las imágenes (como en el caso de cierta idolatría que se practica por algunos católicos poco preparados) o en el caso en que nuestra vida interior no supera la etapa de usar imágenes. La imágen es una ayuda, pero debemos estar conscientes que hablamos de lo que no podemos representar. Dios no es un objeto representable.

Algo más... Si Diosse goza al darse a conocer a través de la forma de una paloma o de una columna de fuego, más se goza al mostrar su misericordia en la forma de nosotros mismos. Seamos dóciles imágenes de Dios. Dejemos que tome nuestra forma para llevar su amor a quienes no le conocen. Seamos el rostro de Dios.

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